domingo, 17 de enero de 2010

Necesito ensayar para esta noche, pero soy incapaz.

Matxitxako es la mejor canción que he escuchado en mucho tiempo, y cuando encuentro algo así, algo que me sacude tan adentro, me vuelvo zombie y esclavo. Ya no soy el mismo que hace dos horas, y nunca lo seré. Ese es uno de los sentidos que tiene vivir de esta manera, sintiendo así; y estoy hablando de ellos; de Tulsa; no estoy hablando de mí.

La segunda catástrofe temporal de hoy ha sido tener en mis manos (por fin) Trópico de Capricornio. A la mierda todo. Es lo único que voy a hacer en los próximos días. Voy a fundirme con Miller.

Y que Dios me pille confesado.

PD: lo que pasó ayer en Callao fue muy muy muy fuerte. Mientras tocábamos sentí como se abrían puertas lejanas… sentí vuestra energía, cabrones. Creo que nunca me había sentido así. GRACIAS

No hay comentarios:

Publicar un comentario