sábado, 24 de julio de 2010
24/07/10
Hoy me apetece pasar todo el día bebiendo Mahou y fumando sin parar. Porque hay días que son para eso.
viernes, 23 de julio de 2010
lunes, 19 de julio de 2010
Elixir (o elegir)
Tengo ganas de que veas mi ropa nueva; de que me huelas. Tengo ganas de escucharte.
Quiero mirar la luna y sentirte. Quiero rezarte mientras duermes a mi lado. Quiero tener los ojos vendados y verte. Quiero que se mezclen nuestras lágrimas.
Pero no quiero llamarte nunca; si eso, escribámonos. No puedo oirte si no estás aquí.
Quiero liarte un cigarro. Comer de tu boca. Quiero lamer tu piel mientras estás sudando.
Quiero hacerte reír, y luego déjame abrazarte. Decirte que “me jugaría la vida por ti”.
Quiero jugarme mi puta vida por ti.
Y dedicarte esto, por si esto no volviera a pasar.
Quiero mirar la luna y sentirte. Quiero rezarte mientras duermes a mi lado. Quiero tener los ojos vendados y verte. Quiero que se mezclen nuestras lágrimas.
Pero no quiero llamarte nunca; si eso, escribámonos. No puedo oirte si no estás aquí.
Quiero liarte un cigarro. Comer de tu boca. Quiero lamer tu piel mientras estás sudando.
Quiero hacerte reír, y luego déjame abrazarte. Decirte que “me jugaría la vida por ti”.
Quiero jugarme mi puta vida por ti.
Y dedicarte esto, por si esto no volviera a pasar.
viernes, 16 de julio de 2010
Cafeína
Perdón por la demora; me he perdido en un cambio de costumbres, empezando una partida de ajedrez contra mí mismo, en contra de mi otro yo: de momento llevo ventaja.
Hasta hace un rato.
Estaba en casa, tranquilo, y de repente he sentido algo dentro de mí y he necesitado salir y escribir sobre cualquier cosa, eso no importa. Sentía el impulso como necesidad y la tarde como coartada, así que cogí el tabaco, busqué cualquier mechero, recogí del suelo mi mochila llena de mierda y salí del piso. ¡Mentira! Estaba a punto de salir pero sonó mi móvil y no sé por qué pero escogí responder. Todo bien; conversación de 3 minutos con alguien con quien me apetecía hablar, pero al colgar me di cuenta de que me había cortado el rollo: ya no sentía ese impulso, y me cagué en dios y en sony ericsson y sobre todo en mí por seguir siendo, a estas alturas de mi vida, tan sumamente gilipollas (¡Un desvergonzado! como diría mi abuela si leyese esto, o cualquier otra cosa que escriba) pero bueno, he salido igualmente y me he metido en un bar.
Como eran las 7 de la tarde y estoy dejando “la parranda”, y encima estoy medio constipado y bla bla bla... me he pedido un té verde de los cojones -hoy llevo 3 cafés y 2 tés verdes de los cojones-, puto aguachirri, vamos, que encima tiene color a orina y sabe a mate desmatado. Una guarrada. Pero todo bien, porque tiene antioxidantes y no es una “substancia parrandera”, y ya que me levanto a las 7 u 8 y me voy al Retiro a escuchar a los pajaritos y de paso y por puro aburrimiento intento coger a una tortuga de California madrileña de esas que están en los estanques del parque, y después doy paseos escuchando a Buika, o a Gilberto, o cualquier cosa que no sea indie, y luego llego a casa e intento comer cosas sanas, como ensaladas con salmón y nueces, y entonces leo y me siento bien y pienso en ver una película en la que salga Darín o John Turturro... pues prefiero beber aguachirri verde color orina. Y fumar. Y luego ya pensaré sobre qué coño tenía ganas de escribir, y no me preguntaré el por qué, porque para eso están los impulsos, ¿no? Se trata de hacer algo y no tener que darse explicaciones a uno mismo, como cuando entras al baño del Papillon o te da por coger un tren que vaya a la deriva.
Ya está: me siento bien.
Tengo ganas de acostarme con alguna poeta.
Poeta y que haya nacido en París. Alguien que me diga mientras lo hacemos que le muerda el pezón. Pero que me lo diga en francés.
Hasta hace un rato.
Estaba en casa, tranquilo, y de repente he sentido algo dentro de mí y he necesitado salir y escribir sobre cualquier cosa, eso no importa. Sentía el impulso como necesidad y la tarde como coartada, así que cogí el tabaco, busqué cualquier mechero, recogí del suelo mi mochila llena de mierda y salí del piso. ¡Mentira! Estaba a punto de salir pero sonó mi móvil y no sé por qué pero escogí responder. Todo bien; conversación de 3 minutos con alguien con quien me apetecía hablar, pero al colgar me di cuenta de que me había cortado el rollo: ya no sentía ese impulso, y me cagué en dios y en sony ericsson y sobre todo en mí por seguir siendo, a estas alturas de mi vida, tan sumamente gilipollas (¡Un desvergonzado! como diría mi abuela si leyese esto, o cualquier otra cosa que escriba) pero bueno, he salido igualmente y me he metido en un bar.
Como eran las 7 de la tarde y estoy dejando “la parranda”, y encima estoy medio constipado y bla bla bla... me he pedido un té verde de los cojones -hoy llevo 3 cafés y 2 tés verdes de los cojones-, puto aguachirri, vamos, que encima tiene color a orina y sabe a mate desmatado. Una guarrada. Pero todo bien, porque tiene antioxidantes y no es una “substancia parrandera”, y ya que me levanto a las 7 u 8 y me voy al Retiro a escuchar a los pajaritos y de paso y por puro aburrimiento intento coger a una tortuga de California madrileña de esas que están en los estanques del parque, y después doy paseos escuchando a Buika, o a Gilberto, o cualquier cosa que no sea indie, y luego llego a casa e intento comer cosas sanas, como ensaladas con salmón y nueces, y entonces leo y me siento bien y pienso en ver una película en la que salga Darín o John Turturro... pues prefiero beber aguachirri verde color orina. Y fumar. Y luego ya pensaré sobre qué coño tenía ganas de escribir, y no me preguntaré el por qué, porque para eso están los impulsos, ¿no? Se trata de hacer algo y no tener que darse explicaciones a uno mismo, como cuando entras al baño del Papillon o te da por coger un tren que vaya a la deriva.
Ya está: me siento bien.
Tengo ganas de acostarme con alguna poeta.
Poeta y que haya nacido en París. Alguien que me diga mientras lo hacemos que le muerda el pezón. Pero que me lo diga en francés.
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