
He venido a Barna a deprimirme y a escribir. Al final no voy a conseguir ninguna de las dos cosas.
Pensé que toparme de frente con cierta soledad de nuevo sería algo frustrante, pero no está siendo así. Ayer pasé la verbena tocando con algunos antiguos Negritos rodeados de su gente y sus perros. Hay personas con tanto talento, joder!
La foto es de hace unos días, camino de Zaragoza. Quería hablar de el concierto nefasto que dimos, de hostales violados y de locos encantadores. También quería hablar de Alicante y su Hércules, de la gente maravillosa que nos cruzamos por ahí y de cómo aún durmiendo 3 horas de media durante 4 días, uno puede nutrirse y crecer simplemente dejándose llevar por la energía que fluye en ciertos ambientes, o con ciertos pensamientos. Pero bueno, creo que ya no tiene mucho sentido hacer hincapié en nada de eso.
Eso sí, he vuelto con dos cicatrices más: un mail de hace unos días con forma de flecha que me rozó la cara, y el adiós de Saramago. También quería escribir sobre él y sobre por qué me ha afectado tanto su muerte, pero me he dado cuenta de que solo serían palabras vanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario